jueves, 4 de junio de 2009

"Sembrando Cine" - Proyeccion de cine Ecologico

Viernes, 05 de Junio – 8 pm
Parque de la Muralla – LIMA

Acción escénica “INVERNADERO”, del grupo de teatro AngelDemonio.

7 TONELADAS 2 Dir. Nicolas deveaux/ 2’26 min


JAMES MONDE Dir. So and Sau y Didier Barcelo/ 1’24 min

CHARCOAL TRAFIC Dir. Nathan Collett / Somalia/ 2008 / 7’13 min

EVOLUT ION Dir. Pierre Grégoire / Francia/ 2007/ 5’21 min

HOME Dir. Yann Arthus Bertrand/ Francia, 2009/ 90 min



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CHARCOAL TRAFFIC
Tomado de
http://www.larevistaintegral.com/



Su proyecto para salvar esta especie en Indonesia es ya un modelo a seguir.
Willie Smits nació en Holanda, donde se graduó en silvicultura. Después viajó a la selva tropical de las montañas de Meratus, en Indonesia, para establecer un vivero de árboles de maderas tropicales y, unos años más tarde, por casualidad, se convirtió en un protector de los orangutanes.
Por Esther Mira

Su providencial encuentro con Uce, un bebé orangután enfermo que se acurrucaba en una jaula en un mercado de hortalizas, impactó de tal modo al ecólogo que, al caer la noche, Smits decidió volver al lugar, donde vio al pequeño gimiendo sobre un montón de basura.
El comerciante se había deshecho de la mercancía estropeada, así que Smits se llevó al animal deshidratado a casa, le obligó a beber leche y le dio calor con su propio cuerpo.
A la mañana siguiente, Uce ya volvía a respirar con normalidad, pero la vida de Smits nunca más sería la misma porque tras conocer las terribles condiciones en las que viven estos primates y la destrucción de su hábitat natural por intereses económicos, el científico tomó las decisión de fundar la Borneo Orangutan Survival Foundation (BOS).
Desde entonces, ha salvado la vida de más de 1.500 simios y se ha convertido en uno de los expertos más respetados en esta materia en todo el mundo. Su centro de rehabilitación para orangutanes, ubicado en un pedazo de selva tropical reforestada por el propio Smits, es un proyecto único para la protección de las especies, el medio ambiente y el clima en todo el mundo.

Recientemente, Smits visitó nuestro país para presentar su libro Los pensadores de la jungla, de la editorial H.F. Ullman, y pudimos preguntarle sobre la realidad de estos animales.

¿Cómo es el presente de los orangutanes?
Muy complicado, porque además de los problemas que sufren habitualmente, la actual crisis económica dificulta todavía más las inversiones en proyectos de conservación, aunque ésta sea comparable a la preservación del clima. Muchas personas no comprenden que el problema no está allá en Indonesia, sino aquí, en Europa. Los bosques en los que viven los orangutanes se destruyen para conseguir la madera y el aceite de palma con el que después se produce electricidad y carne de cerdo en Europa. Más del 10% de los productos de los supermercados europeos contiene aceite de palma producido a base de arrasar la selva tropical. En la isla de Sumatra está previsto talar 1,6 millones de hectáreas de selva y, en Borneo, otro millón más. Según los planes de las industrias, la superficie de las plantaciones de aceite de palma alcanzará los 16,5 millones de hectáreas en 2020, lo que supone un aumento del 250%. El capital, sin el cual no sería posible esta enorme expansión ni la destrucción paralela de la selva tropical, procede principalmente de Europa, Norteamérica y Asia Oriental.

Además de quedarse sin casa, ¿los orangutanes sufren también abusos?
Desgraciadamente, sí. En varias ocasiones he salvado a algunos de la prostitución. En Tailandia, es habitual encontrarlos en shows eróticos y en Estados Unidos los usan para la experimentación médica.
Unos 6.000 orangutanes mueren cada año en Indonesia y dentro de dos, su extinción ya no se podrá parar; así que ahora es el momento de trabajar.

¿Por qué cree que es tan importante salvar a estos primates?
Los orangutanes son los embajadores y los indicadores de la salud de los bosques, así como de toda la biodiversidad que éstos contienen. Después de todo, más de la mitad de los medicamentos actuales procede de los bosques tropicales húmedos.
Acabar con ellos significa que el dióxido de carbono que emitimos a la atmósfera puede duplicarse en 30 años. De hecho, Indonesia es uno de los países más contaminantes del mundo, detrás de China y de Estados Unidos, pese a que casi no posee industria, tan sólo deforestación. Proteger al orangután es la manera más económica de prevenir el cambio climático. La gente ha de entender que comprar productos hechos con aceite de palma es la razón más importante de la deforestación en Indonesia. Y esto no sólo es clave para los orangutanes, sino para la población local, que necesita de sus bosques.

¿Quién se alimenta de la extinción del orangután?
Se trata de grandes grupos empresariales que son muy fuertes en Indonesia y que sacan partido de la corrupción política. Queman los bosques, extraen la madera y controlan grandes extensiones de tierra. ¡Con dinero todo es posible en Indonesia! Yo soy indonesio, pero mi país es muy corrupto. Hemos de comprender que los casi 7.000 millones de personas que habitamos este planeta no podemos continuar viviendo como hasta ahora. Podemos construir un sistema que ayude a las personas y a la naturaleza, tal y como hemos demostrado con nuestro proyecto de Sambodja Lestari.

¿Cree que es posible ganarle la batalla a estos grandes consorcios millonarios que quieren quedarse la selva o es una causa perdida?
Podemos lograrlo con la ayuda de Europa, el principal importador del aceite de palma indonesio. Si los consumidores europeos, entre ellos los españoles, iniciaran una acción con sus gobiernos para que se importara este producto fabricado sólo de una forma sostenible, se conseguiría frenar la exportación masiva y la consiguiente destrucción de nuestros bosques. La creación de un sello que garantizara una producción ecológica racional de este aceite sería una solución. El problema es económico, no político. Hace más de 30 años que trabajo en Indonesia y sé que siempre es el dinero el que gana.

¿Hasta qué punto se oculta esta guerra, incluso desde las propias asociaciones de protección de animales?
Mi trabajo es un poco distinto al de muchas organizaciones que luchan por la protección del orangután en Indonesia. No basta con sentir amor hacia estos animales, también es importante ayudar a la población local. Sin ayudar a las personas que viven allí, no es posible proteger los bosques de los orangutanes. Muchas organizaciones internacionales no ven factible una acción más contundente, pero yo soy indonesio, al igual que nuestra organización, y esto hace que sea más difícil para el Gobierno detener nuestro trabajo.

Usted ha demostrado que la selva tropical quemada o talada se puede regenerar. ¿Su proyecto se podría replicar en cualquier otra parte del mundo?
Se puede reproducir con otras especies de árboles en otras regiones del mundo y, en especial, en todos los países tropicales. Lo que hemos hecho en Sambodja Lestari se basa en una combinación de árboles de muchas especies distintas que capturan la luz del sol como si fuera una selva natural. Hemos demostrado que es posible hacer un bosque, que es muy económico y altamente positivo para las personas. Podemos restaurar las tierras perdidas y crear un futuro esperanzador. Y estamos estudiando la posibilidad de implementar proyectos similares en Colombia, Brasil, Tanzania y Ruanda.

¿Cómo se las entiende con su Gobierno en un país tan corrupto?
Trato constantemente con políticos que no tienen ni idea de ciencia y, a menudo, no nos queda otro remedio que enfrentarnos. La policía, como otros grupos de influencia de la sociedad indonesia, suele estar implicada en el comercio de estos animales. Ésas son las razones por las que estoy en España, porque creo que la presión internacional puede ayudarnos mucho. He recibido más de mil amenazas, he estado cerca de la muerte tres veces y han quemado mi casa en dos ocasiones. Por supuesto, a veces siento cierto miedo, pero no hay más solución que recorrer el mundo buscando ayuda para detener este genocidio.

Hay bastante gente que debería aprender del pacifismo de los orangutanes, ¿no es cierto?
Sin duda. Ellos son más pacíficos y altruistas que las personas. Imagínate un mundo donde la gente fuese tan altruista como lo son los orangutanes. ¡Sería un lugar hermosísimo! Si no les ayudamos, no es posible ayudar al mundo. Si el orangután se extingue, ya no habrá esperanza para el mundo.

Además de su falta de rencor, ¿qué otras virtudes podríamos aprender de estos primates?
Los orangutanes comparten el 96,4% de su ADN con el ser humano, así que es mucho lo que tenemos en común: practican la siesta, se protegen del sol con sombrillas hechas de grandes hojas, nadan, decoran sus árboles, dibujan en el agua y tienen sensibilidad por la belleza. Los bebés responden con carcajadas a las cosquillas que les hace su madre, los adultos se masturban y, en general, tienen una extraordinaria capacidad para captar nuestro estado de ánimo. Uno de los aspectos más sorprendentes son sus conocimientos sobre botánica, transmitidos de madre a hijo. Comen plantas que matan a los parásitos y ayudan a combatir la migraña y la malaria. Escogen hojas de plantas repelentes de mosquitos para construir sus hogares y dormir así la siesta en paz. De postre, suelen comer arcilla, cuyos minerales neutralizan los posibles tóxicos de algunas hojas, y curan con carbón vegetal sus dolores de estómago. La jungla es una gran farmacia verde y los orangutanes saben sacarle provecho. Lo que realmente podemos aprender de ellos es que, al igual que nosotros, ellos dependen del medio ambiente para sobrevivir. No debemos olvidar que lo que sucede en el microcosmos a los orangutanes y a su bosque le está sucediendo también a gran escala al mundo.

¿Tiene usted noticias de Uce ahora que está viviendo en libertad?
He viajado al bosque donde vive ahora. Al verme, bajó de los árboles, me abrazó y me dio a su bebé. Eso es amor.